Bajo un frío invernal y una noche estrellada aparecía ese hombre que a la tenue luz proyectaba que proyectaba la luna no era más que una sombra triste de lento caminar. El Guardia bajaba desde su improvisada caseta noche tras noche en pos del viejo, tal vez para pasar el frío o tal vez por simple curiosidad, de todos modos el tampoco lo sabía ni le importaba. Bajaba con la cantimplora llena de caliente café y una antigua linterna que había pasado a ser su fiel compañera luego de más de una década como guardia. Las noches que pasaba el viejo eran particularmente frías, ni la gruesa parka, ni las botas forradas en su interior, ni el gorro chilote, ni los guantes que le había regalado su tío militar, ni sus años en el trabajo podían hacer frente al frío, por eso bajaba con el café, obviamente como el mismo decía con unas gotitas de malicia. Debido a la tranquilidad. Debido a la tranquilidad del lugar se daba el tiempo y pasaba dos a tres goras horas hablando con el viejo de política, religión,mujeres, fútbol hasta que se excusaba diciendo que su familia lo esperaba.
El viejo aparecía periódicamente, en un intervalo ininterrumpido, el guardia a veces se sorprendía al esperar a ese patético viejo desaseado que en general hablaba incoherencias y terminaba todo con " Todo es culpa de los sucios Capitalistas...¡ Al carajo con ellos! "
En su hogar nunca comentó sobre el viejo, sobre su inaudita y desafortunada apariencia o sobre las extenuantesconversacioes que mantenían cada vez que el viejo aparecía bajo la luz de la luna...
Una noche de invierno luego de capear la lluvia, el Guardia salió aver las estrellas y a encontrarse con el viejo, que aún en las condiciones más adversas aparecía sin contratiempos. Pero de prontolo comprendió. Se dió cuenta que ya no hacía frío y que el viejo no aparecía más, se le hizo un nudo en la garganta y una lágrima luchó por salir de sus ojos vacíos que miraban la luna. Volvió a la caseta y bebió toda su cantimplora, esta vez con mas malicia de lo acotumbrado.
Cundo llegó a casa esa mañana luego d euna de las noches más largas en aquél solitario trabajo, ante la pregunta de cómo había estado la noche, el guardia respondió " Hizo menos frío de lo habitual" y se fué a la cama a recuperar las horas de sueño.
OROMÊ